Muy buenos días a tod@s, bienvenidos a esta nueva entrada en el blog de #Protégete. Hoy hablaremos sobre una de las consecuencias más sanguinarias y mortales por consecuencia de una vida sexual irresponsable y por no saberse cuidar: El VIH en la adolescencia.
Cerca de 2 millones de adolescentes en el mundo están infectados por este virus. Y los adolescentes son los que más están expuestos a morir debido a esta enfermedad. La OMS resalta mucho la necesidad muy urgente de hacer algo para que menos adolescentes sean contagiados. La tasa de mortalidad al contrario de disminuir, van en aumento. Es vital que los países desarrollen mejores servicios para los adolescentes en la actualidad y proyectarlas estas para el futuro.
Sí a esto se le agrega el cambio físico que se sufre en esta edad y a los altibajos emocionales, los adolescentes se verán enfrentados a una infección crónica. En este caso hay que evitar la transmisión. Para evitar esto, hay que saber que la promiscuidad, las aventuras rápidas, prostitución o cualquier otra forma están constituyendo a la proliferación de esta enfermedad. Sí los adolescentes tienen ese ritmo de vida desenfrenado, los hace propensos.
Las formas de contagio son por transfusiones sin control, contacto sexual, y el uso de jeringas infectadas o accidentes, y también se puede hacer de madres e hijos.
El riesgo de transmitir la infección en forma vertical es mayor en el caso de que una madre adolescente desconozca que tiene el VIH y no se haga ningún tratamiento, tiene un 30% de posibilidades mayor de contagiar al bebé. Mientras que una mujer haga una detección temprana, aplicando la medicación correspondiente reduce ese porcentaje a un 5%.
Los adolescentes subestiman una potencial infección, sólo entre un 20 y 30% consideran que tienen un peligro de contagio. Otro tanto no asumen el comportamiento de su pareja como factor de riesgo y muchos creen que solo se contagian las trabajadoras sexuales, drogadictos y los homosexuales.
Las consecuencias de un adolescente con sida son bastante graves. Comienzan a ser excluidos de la sociedad, ya que no se conocen mucho las formas de contagio, y creen que con un simple saludo o un abrazo pueden quedar contagiados, por tanto evitan al adolescente provocando problemas como depresión, inseguridad y sentimientos de inferioridad.
Los adolescentes deben tener respeto por sí mism@s, y el respeto a los demás, valorar los encuentros sexuales con una sola persona y sobre todo algo que se está perdiendo: el dialogo con sus personas más cercanas.
El VIH y las enfermedades de transmisión sexual en general se pueden prevenir sí a los adolescentes se les da la información correcta y necesaria sobre estas, sus causas y sus consecuencias. Además, desde los hogares se les debe inculcar valores indispensables para llevar una vida plena y a la hora de tomar decisiones, como proyecto de vida sano, una pareja...sexo...hacerlos conscientes de esas cosas ayudará demasiado a su salud y a su futuro.
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