Muy buenos días a todos, bienvenidos a una nueva entrada en el blog de #Protégete, hoy dedicada a la deserción escolar relacionada con el embarazo juvenil, 2 temas que son bastante grandes de tratar.
Este es un fenómeno que no es nuevo en nuestra sociedad, y muchas de las veces es la razón por la que muchas mujeres y hombres no continúan su formación escolar.
Según estudios realizados en Colombia en el año 2000, las mujeres embarazadas tienen una probabilidad de por lo menos 45 puntos porcentuales mayor de interrumpir sus estudios que las mujeres que no lo están. Y con esto se triplica la tasa de deserción escolar y tiene una incidencia bastante grande en el corto plazo. El embarazo juvenil es causa y consecuencia de la pobreza. Afecta directamente los ingresos y la mano activa de la población en el país. Y En particular, en la economía de los estratos bajos es común ver jóvenes con embarazos tempranos.
La deserción estudiantil y la pobreza son condiciones previas y no consecuencias de un embarazo adolescente. Sin embargo, un pequeño porcentaje ocurre simultáneamente con la deserción estudiantil,y en la mayoría de los casos trunca la carrera estudiantil de la pareja, reforzando un circulo vicioso.
No hay evidencia clara de que haya una deserción grande excepto en el momento del embarazo y el nacimiento. Hay que ponerle una voluntad clara a que los adolescentes estén conscientes de que un bebé puede cerrar muchas puertas. Claro está, las situaciones rurales son diferentes a las de la ciudad. En el Campo son diferentes las condiciones. Las mujeres reportan la poca voluntad de estudiar con un 22%, la imposibilidad de pagar el colegio con el 22%, y un 32% en el caso de los hombres. Con un agravante adicional: En las zonas rurales hay pocos colegios y son inaccesibles en muchos casos.
Se ha visto que tanto a nivel internacional como a nivel nacional que hay teorías que interpretan que el embarazo adolescente refuerza el ciclo de la pobreza. Proponen las medidas para prevenir la maternidad adolescente, enfatizar los riesgos para la salud de la mujer y del bebé. Así, disminuyen riesgos de mujeres jóvenes con riesgos de pobreza y de analfabetismo.
Además, factores claros como la exclusión social contribuyen a que haya una brecha y una propensión al embarazo joven. El proyecto de vida y las aspiraciones son prioritarias en todas las poblaciones y condiciones sociales que tengan los adolescentes.
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